Este es el reportaje “HEROES INVISIBLES, egoístas de la generosidad” sobre Plaza Solidaria, del periodista JUAN PÉREZ KOEHLER. Podéis también encontrar el reportaje en su página web Invisibles. Os dejamos el enlace al final del reportaje. Esperamos que os guste tanto como a nosotr@s. Gracias Juan por mostrar y difundir una realidad muchas veces silenciada.

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JUAN PÉREZ KOEHLER

Hay personas que no salen en los periodicos,  ni en los titulares, ni buscan notoriedad, y sin embargo… son extraordinarias. 

Nadie habla de ellos, ni nadie valora su función. A ojos del gran público son unos grandes desconocidos. No los conoce nadie, y nadie les da las gracias. Pasan desapercibidos a nivel social. Ni salen en las fotos, ni tampoco buscan salir. Aunque hagan política, no son políticos. No dicen una cosa para luego hacer la contraria. El lenguaje para ellos es una herramienta de expresión y no un método de persuasión.

Estos don Nadie son voluntarios. Hombres y mujeres que se limitan a realizar labores que benefician a los demás sin,  aparentemente, recibir nada a cambio. Personas que hacen lo que “buenamente” pueden, desde la más honda honestidad . Ofreciendo su energía, conocimiento, ganas, actitud y tiempo, los voluntarios llegan  al corazón de la gente. Un sitio al que jamás llegará la política. Y eso,… ya es mucho.

La noción de voluntariado es característica de estos últimos tiempos. No hay que remontarse muy lejos para ver su origen.  Situaciones de crisis, tanto políticas como humanitarias, provocan que surga a mediados del siglo XX el concepto de ONG (organizaciones independientes del gobierno). De esta forma, problemas que nunca habían tenido una presencia muy importante  dentro de la opinión pública como la pobreza, la desiguadad, el abuso del poder, o la violencia, han ido avanzando dentro de la agenda política, más por presión ciudadana que por interes político.

Cuando nos referimos a la actividad del voluntariado hablamos de aquella labor que realizan tanto hombres como mujeres; que de forma totalmente desinteresada se prestan voluntarias a ayudar a los más necesitados, ofreciendo su energía, conocimiento, ganas, y actitud. Además de su tiempo, claro.

Sin cobrar por ello y de forma totalmente altruista, los voluntarios hacen algo mejor este mundo y nos hacen mejores a los demás. Personas corrientes que hacen cosas extraordinarias. Pequeños gestos invisibles  que te devuelven la fe en la humanidad,  en la vida, y que te reconcilian con el género humano.

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Voluntarios de la asociación Plaza Solidaria repartiendo comida. Abril 2018/ JuaN Pérez Koehler

Hay miles repartidos por toda la geografía trabajando en todo tipo de causas. De hecho, todos llevamos un voluntario dentro que nos impulsa a compartir y a solidarizarnos con el prójimo de manera innata. Sin embargo, ese “yo” tan poderoso que habitualmente surge de nuestras entrañas,  nos nubla y nos aleja de toda necesidad que existe en el mundo. Nos hace olvidarnos del projimo y del necesitado, para pensar unicamente en nosotros. Un “mal” necesario del que, de vez en cuando, podemos prescindir.

A día de hoy, viviendo en sociedades con cada vez mayor desigualdad, con una crisis de valores enorme y con un clima social cada vez más caótico y tensionado, hace falta deternerse un poquito para ver la labor que realizan aquellos que buscan en la solidaridad un modo de vida. Aquellos que huyen de los intereses comerciales, de los rencores y del egoismo predominante,  para refugiarse en la humanidad y sensibilidad que supone el empatizar con otras personas.

En un mundo en donde unos pocos escalan socialmente aprovechandose del trabajo y del esuerzo de muchos, ser voluntario equivale a ser como una especie de Don Quijote que lucha contra gigantes.

Es el caso de los voluntarios de la Asociación Plaza Solidaria  que acuden de lunes a viernes a la plaza Tirso de Molina en Madrid para repartir cenas a los más necesitados. La cita es a las 20:30 en uno de los bancos de la famosa plaza madrileña. En total son unos 130 voluntarios que, distribuidos por días, se encargan de preparar y repartir la comida. El objetivo es entregar comida casera a las personas que viven en la calle y que se encuentran en exclusión social.

Roberto es uno de los encargados de los lunes. Es un poco el organizador del grupo  y uno de los más voluntarios más veteranos. He quedado con él media hora antes del reparto para charlar un poco sobre el voluntariado así como sobre la pobreza en general, y  para qué me cuente cómo se organizan para realizar toda la logística. Todavía falta un rato y ya hay gente esperando para hacer cola.

Roberto Ruiz. Jubilado y voluntario de Plaza solidaria

Hace muy buen día y dan ganas de estar en la calle. Estamos en el corazón del centro de Madrid,en una de las zonas con mayor capacidad adquisitiva y más visitada por los turistas. Al fin y al cabo, esta plaza está al lado de Sol y queda de camino de la Plaza Mayor. Un enclave de paso para todo transeunte que quiere pasear por el centro. Sin embargo, la pobreza y la mendicidad se notan en el ambiente.

Todo un crisol de personas se arremolinan  alrededor del «banco solidario» con el objetivo de recibir su “dosis” de alimentos. Entre floristerias y restaurantes llenos de turistas, estas personas sin recursos se amontonan en busca de un número para recibir su cena.

Empiezan a llegar los voluntarios de Plaza Solidaria. El punto de encuentro es el banco situado justo enfrente de la calle Mesón de Paredes. Allí empiezan a depositar las cajas que han traído con latas  de conservas, además de las bolsas llenas de comida. Éste es el grupo de los lunes y no se ven desde hace una semana. Los abrazos, besos y sonrisas son el ambiente general.

Se empiezan a entregar los números, no sin antes un poco de tumulto. Hay debate para saber quién llegó primero y la confusión reina en el ambiente. Son más de cien, y “siempre hay alguno que se pone nervioso” Todavía quedan los de”última hora” que irán llegando sobre las 21:00, una vez que ya ha empezado el reparto. Todo una variedad de personas esperan su turno. “La variedad es enorme, no hay un perfil tipo” me dice Roberto.

Invisbles2Antes de empezar el reparto .Abril 2017/ Juan Pérez Koehler

Se monta un “chiringuito” improvisado. Con tablones, mesas y cartones empiezan a construir un mostrador de comida a modo de catering. Los que tienen los primeros números empiezan a enfilar hacia los voluntarios. Empieza el reparto de la cena. Son las 20:40 y vamos con diez minutos de retraso. Hasta las 21:15 no se parará de servir cenas. Nunca sobra nada. El goteo de personas es constante, la fila se va amontonando y los primeros son los más afortunados. Pueden elegir. Hoy el menú consta entre otras cosas de potaje, lentejas, arroz con huevo, albondigas, spaguettis a la carbonara, puré de verduras…

La fila es del todo variopinta. Personas sin hogar que se han acercado a comer algo mientras alguien les vigila sus pertencias,  ancianos a los que su escasa pensión no les da para los gastos más basicos,  inmigrantes que buscan llevarse algo a la boca, jovenes sin trabajo, drogodependientes en busca de comida gratis, españoles, latinos, bulgaros, rumanos…. La cola del hambre no entiende de patrones fijos, depende de muchos factores.

Los últimos que llegan se quedan sin comida. Han llegado tarde y la comida se ha agotado. Aunque la mayoría lo entienden  siempre hay alguno que se enfada y pide explicaciones. “Muchos se piensan que somos funcionarios del ayuntamiento” me cuenta Roberto.

Ya no queda nadie. La luz del cielo se ha sustituido por la de las farolas y es hora de irse a casa. Eso sí…,  no sin antes tomarse una caña en su bar de referencia y poder charlar sobre sus cosas. Así son los voluntarios, personas que saben que la esencia de la vida está en dar a la vez que reciben, sin juicios y sin preguntas.

Voluntarios de Tirso de Molina

“Quienes somos nosotros para juzgar. Aquí no se etiqueta a nadie” me responde Marta cuándo le pregunto si viene algún aprovechado.

“Ya no vale con dar de comer, también tenemos que comunicarnos con ellos, crear vinculos” me cuenta Angeles que a sus 80 años todavía tiene fuerzas para luchar contra la injusticia.

Más allá del individualismo y egocentrismo reinante, cansados de una sociedad incapaz de empatizar con los demás, surgen individuos que son capaces de creer en el desarrollo propio a través del crecimiento de los demás. Al fin y al cabo, poder vivir de modo altruista otorga una dignidad interior que no se compra ni se vende, simplemente se desprende.

En su página web la asociación se define así:

“Nuestra filosofía es simple: todas las personas que formamos parte de este proyecto, ya sean miembros de la asociación o personas que acuden a los repartos por necesidad, todas, somos iguales y merecemos el mismo trato.
Nuestro colectivo intenta demostrar que se pueden desempeñar labores solidarias. La justicia social nos impulsa a mejorar, nos impulsa a aprender y a ser mejores personas cada día y somos plenamente conscientes de que todas nos podemos encontrar en una situación de dificultad en un momento dado. Que valores como la solidaridad, la colectividad, la compasión y la humildad sacan a la superficie la verdadera humanidad que cada individuo lleva dentro. Es por ello que luchamos cada día por intentar ser coherentes con nuestros ideales y con nuestros valores”.

De esta forma, llenando con sensibilidad el vacio humanitario que entre todos hemos creado, el voluntario se ha ganado con derecho propio el convertirse en un ejemplo para el resto. Frente a la avaricia del rico, el voluntario ofrece generosidad. Frente a la soberbia del poder, humildad. A la permanencia de la comodidad, el voluntario la combate con diligencia.

Concebido como estilo de vida, el voluntariado modífica la realidad desde dos perspectivas. Por un lado, quién ayuda aprende a valorar la importancia del trabajo en común además de la interdependecía que existe entre todos las personas, y por otro, el qué recibe se siente afortunado ya que puede cambiar su vida gracias al trabajo de otros.

Ángeles después de reparto de la cena.
Autor: JUAN PÉREZ KOEHLER

Web INVISIBLES, de Juan Perez Koehler

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Podcast:👇

Programa 77: Entrevista en la radio a Roberto, Coordinador de Plaza Solidaria.

 

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